Tuesday, November 19, 2019

a La Casa...

Sentir la madera roída y crujiente
Sea de unos pasos, una risa o un estrépito.
Saber que había una opción,
Un navío de orates encendidos
Con el espasmo de un acorde
Y la ventura del más humano calor.
Ese no fue un lar, fue una pequeña historia de amantes confundidos
De negaciones sin lamento,
Un temazcal de melodías que ahogaban el llanto de los recovecos del alma.
No había parque, pero si faroles;
Ni había árboles, ¡y no faltaba grama!
Y no había cielo abierto, sino torreones
Desde los cuales se juraron hilarantes vivas.
Y allí donde se reclama la pantalla, leíamos
Y allí donde se privilegia lo que El Cholo aquejaba,
solaz…
Yo sé que todo es efímero
Más el acto de amor se prolongaba,
Y enterrado quedaba el yo
Si había un mueble para todxs,
Un bolero tibiecito,
Y una teterita espirituosa.
No tengo medida de la lágrima.
Tuve piso en arrumaco con mi amada,
Y unas cuantas ratas; una comarca azul,
Una dársena sin coordenadas;
Donde llegaron lxs que tenían que llegar.