Sí, ha cicatrizado
La roja en contenido ya no tiene espada ni casquillo
Y mucho menos hierve por segundos en cuestión de lo podrido.
Dura es ahora, la coraza púrpura
Que poco dicta a las oficinas de la sensación
Como inquilino buitre
Que nada hace y luce en la fachada;
Logrando en otros, entripar el corazón
Y hasta a distancia, tener reparo por parlar en comunión.
Más, ocurre que una dermis muerta
Se acoge al plazo de su natural evolución
Para en cascajo signo desprenderse,
Del hostal de estrella y media;
De colcha de pelo y almohada hueso.
Pero ESTA no se suma, al funeral de su existencia
Y persiste en coludirse a los presentes
Haciendo roída a su presa,
Extendiendo su color de brea de la rodilla a la pierna.
Y allí donde obstruye ya el camino
Ser consecuente es su designio,
Provocando ceguera y olvido
Afasia y vitiligo;
Y hasta la conversión en coloso al lecho asido
Del sujeto que una vez estuvo vivo.