Lo más probable es que en estas elecciones gane Villarán, y digo probable porque la derecha en su práctica, ha demostrado recurrir a cualquier método en aras de la defensa de sus intereses (véase el manual de Barba Caballero para ganar elecciones en su columna de Correo del 20/09). Empero, estamos ante una situación peligrosa en la que la izquierda se afana en sobreestimarse como reconstituida y articulada, cuando la verdad es que la tacha a Kouri configuró el escenario para que el rostro carismático con tono sobrio de Villarán empelle en los porcentajes.
La reflexión se da en el escenario por el cual muchos promotores del mayor desprestigio de la izquierda (que de paso mancilló el lustre del gremio educativo hasta el foso) puedan obtener cotas de poder con las cuales se obnubilen al punto de sentir mayor derecho en la toma de decisiones en sectores gravitantes. Es en este periodo (hipotético escenario de triunfo) en el cual se demostrará si no veremos a un sobrino “emeneista” atendiéndonos en una ventanilla o a nuevos directores de un aparato estatal y burocrático que orbite en alumbre, soberanamente encorbatados.
Dado que la izquierda no ha replanteado en su mayoría sus programas, este periodo con esmalte de casualidad es una moneda al aire. Hoy la izquierda pretende asumir con la misma practicidad de la derecha los objetivos mediatos, pero ¿existe consenso sobre lo que la izquierda quiere? ¿Alguna vez lo hubo? Estoy seguro que muchos piensan en la acumulación de fuerzas y el avance estratégico; y seguro hasta cavilan en encausar la revolución desde la puerta de los fueros ediles. Sinceramente, el devenir del triunfo de una amalgama que aún no seca puede profundizar la caries.
Ahora, en el panorama nacional comparto la opinión vertida por el periodista Marco Sifuentes en su blog; y cito: “La idea de los K-K es ésta: se bajan a Lourdes, Villarán llega a la alcaldía, investiga a Castañeda (Relima, Comunicore, Lentopolitano, Línea Amarilla y demás joyazas) y en menos de dos meses de deshicieron del Mudo. Eso significa un rival menos para Keiko, que, por cierto, es la candidata favorita de tu amigo el conductor y su entorno. Además, con la izquierda en la alcaldía pueden empezar a levantar el cuco del terrorismo, inventando senderistas por todo el aparato municipal, como hizo Altuve el día del debate. Ellos creen que, ante el fantasma de Sendero, la gente volvería a pedir al Chino.”. Este párrafo da cuenta de que la izquierda (en cualquiera de sus mutaciones) si da muestras de carecer de programa y capacidad para conciliar y ejecutar programas con eficiencia y transparencia; haría retroceder todo lo poco que se ha avanzado.
Escribo esto con deber de ciudadano, pero sin sentimiento propio; porque lo que realmente me preocupa es el deseo que se tiene de Lima. Pues de la impresión que deja el deseo de la mayoría, parece que quisiéramos hacer de Lima un “Palo Alto”. Hoy Lima tiene viviendas más caras y más pequeñas; pistas más anchas y veredas más angostas; y la espiral del vértigo al que se somete la ciudad sólo da ganas de regurgitar y tensar la soga. Y parece que cada vez queremos más velocidad y neón; y más asfalto sin dirección y un cielo eternamente mustio que cobije el soundtrack rabioso de la bocina y la ciudad en vitrina. Habría que actualizar a Salazar Bondy, porque pasamos de ser una Lima terriblemente horrible a una Lima horrendamente huachafa.
La reflexión se da en el escenario por el cual muchos promotores del mayor desprestigio de la izquierda (que de paso mancilló el lustre del gremio educativo hasta el foso) puedan obtener cotas de poder con las cuales se obnubilen al punto de sentir mayor derecho en la toma de decisiones en sectores gravitantes. Es en este periodo (hipotético escenario de triunfo) en el cual se demostrará si no veremos a un sobrino “emeneista” atendiéndonos en una ventanilla o a nuevos directores de un aparato estatal y burocrático que orbite en alumbre, soberanamente encorbatados.
Dado que la izquierda no ha replanteado en su mayoría sus programas, este periodo con esmalte de casualidad es una moneda al aire. Hoy la izquierda pretende asumir con la misma practicidad de la derecha los objetivos mediatos, pero ¿existe consenso sobre lo que la izquierda quiere? ¿Alguna vez lo hubo? Estoy seguro que muchos piensan en la acumulación de fuerzas y el avance estratégico; y seguro hasta cavilan en encausar la revolución desde la puerta de los fueros ediles. Sinceramente, el devenir del triunfo de una amalgama que aún no seca puede profundizar la caries.
Ahora, en el panorama nacional comparto la opinión vertida por el periodista Marco Sifuentes en su blog; y cito: “La idea de los K-K es ésta: se bajan a Lourdes, Villarán llega a la alcaldía, investiga a Castañeda (Relima, Comunicore, Lentopolitano, Línea Amarilla y demás joyazas) y en menos de dos meses de deshicieron del Mudo. Eso significa un rival menos para Keiko, que, por cierto, es la candidata favorita de tu amigo el conductor y su entorno. Además, con la izquierda en la alcaldía pueden empezar a levantar el cuco del terrorismo, inventando senderistas por todo el aparato municipal, como hizo Altuve el día del debate. Ellos creen que, ante el fantasma de Sendero, la gente volvería a pedir al Chino.”. Este párrafo da cuenta de que la izquierda (en cualquiera de sus mutaciones) si da muestras de carecer de programa y capacidad para conciliar y ejecutar programas con eficiencia y transparencia; haría retroceder todo lo poco que se ha avanzado.
Escribo esto con deber de ciudadano, pero sin sentimiento propio; porque lo que realmente me preocupa es el deseo que se tiene de Lima. Pues de la impresión que deja el deseo de la mayoría, parece que quisiéramos hacer de Lima un “Palo Alto”. Hoy Lima tiene viviendas más caras y más pequeñas; pistas más anchas y veredas más angostas; y la espiral del vértigo al que se somete la ciudad sólo da ganas de regurgitar y tensar la soga. Y parece que cada vez queremos más velocidad y neón; y más asfalto sin dirección y un cielo eternamente mustio que cobije el soundtrack rabioso de la bocina y la ciudad en vitrina. Habría que actualizar a Salazar Bondy, porque pasamos de ser una Lima terriblemente horrible a una Lima horrendamente huachafa.
1 comment:
"Bueno hermano, nos tocó bailar con la más fea. Nuestros hijos serán los del metro, trenes aéreos, policia eficiente y chalets chillout"
Con la sonoridad que da una resaca de tres dias JA JA y JA ... esta flora y fauna hacen que quiera darle un interminable abrazo a TCHENG ... chesumare carajo.
Siga pensando hermano... siga pensando
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