Virginia Benavides se
aprisiona en cuclillas frente a nadie. Entumida, construye una prisión de carne
invisible y se convierte en una exhumación. Se resume en una estancia efímera y
evade las circunstancias, para incendiarse… literalmente. Se prende fuego a los
cabellos, se revuelca, distrae con su mirada equívoca y seduce en danza púrpura
bajo los ritmos de una melodía sorda que la envuelve entre párpados perplejos.
Vita, con cariño al entregar su poemario dentro de una caja de fósforos, y
sugiere: para incendiar una vez terminarse leído. Entre hojas multicolores, sin
orden previsto y sin expectativa alguna.
Sueños de un bonzo, o
exhumación de espectros, o tratado de lo somático, o estancias de la cicatriz,
o sumersión en tenebro, o cuajo o griterío. La retahíla de subtítulos sugiere
el descontrol y la imposibilidad de cercar los hitos de un mapa indescifrable.
Hay de ensueño tanto como de despojo, y el recorrido azaroso sugiere la labor
de desequilibrio aprendida de calle en calle y de recuerdo infante que no se
quiere dejar ir, porque está el “borbotón de penumbra” envuelto entre
nostalgias imperiales de hoteles tres estrellas (¡vaya presunción!) y el espejo
y el amor desierto de los primeros días (quizá lo más bajo e ingenuo de los
textos a incendiar) entre suturas y remalles de alma parchada por el vendaval
de la modernidad y el eco de una adultez que se niega a tropezones.
Heredera en costras de una
Magda Portal en su “quisiera perderme de
mi misma”; Benavides derruye las arenas blancas de Varela y estira el
elástico de los pañales enmierdados de Ollé, para instaurar un coloquio propio,
un lenguaje en clave de Artaud y desorden de Deleuze; una pataleta escénica en
descontrol sucedáneo que termina siempre frente al espejo clamando renacimiento
tan sólo en la ceniza; en el arenal y en el polvo bajo suelas de una ciudad extramurada
de habitantes en coro; para degollarse, invertirse, retraerse y hacer venias
dentro de un muy, muy opaco carmesí.
2 comments:
gracias John por tus palabras y por tu amistad. A incendiarse para renacer! abrazos
gracias John por tus palabras y por tu amistad. A incendiarse para renacer! abrazos
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