Ten cuidado que te acostumbres…
A bajar en la misma estación,
Y al cubierto plateado junto a la servilleta,
O al armario organizado que establece cuándo es lunes y
cuándo es viernes.
Ten cuidado de tu muela sin caries…
Y de la división higiénica del papel que nadie quiere.
Porque puedes llegar a oler bien donde hiede,
Y asimilar que tras ventana hay posibilidad de parnaso,
Y no de averno…
Ten sumo cuidado de los rectángulos,
En especial de los que caben en bolsillos.
Asusta el anhelo, pero mucho más el brillo
Del reflejo almibarado y la necesidad de sonrisa.
¡Huye de la tecla de entrada!
Voy a decirlo en tu idioma: escapa, escapa…
Porque donde hay discreto encanto
Asusta el silencio y se convierte en verbo el asco.
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