De repente todo es cuestión de rebotar...
Dejarse caer cual pelota hueva y empañar paredes de
champazo
Bajándote una que otra luna
Y encimando el área sin vergüenza alguna.
Yo prefiero tener rubor…
Cadencia de motorcito a vapor y un halo de cascajos en el
viento
Bolsita echada y azarosa entre manantiales ignotos que
acabo conociendo
Para dentro hacerme un eco indistinto de los magistrales
olvidos.
Y la conversa en plan de lonchecito
Con discos corriendo sin adelanto, y sabiendo nombres
Detallitos, colorcitos de las etiquetas
Una buena palma arrugada
Y lo que caiga dentro dentrito que voy salivando hasta
que sea bienvenido.
Porque hay que conocer hambres,
Ante todo el desahogo del mural de estaño
Y sus escaparates diseñados
Que te pierden entre el código-gentío
Arañando lo que el léxico tomaría en pruebas secundarias.
Voy a llamarte para caminar ante el muladar ofensivo para
tu aplicativo
Y oler el océano mutante de las orillas oxidadas,
De las sombras efímeras que dejaron las lluvias suaves
para andar...
Sin cámara, sin parla, sin registro
Sin escamas, sin estupor
En resumen… en nada.
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