Me voy en afeite y puntual corbata
Y despido el pasadizo orgulloso de las 3 marías en medallita semblanza.
Enrumbo ante el frío mi rechinante pasito
Y desdigo la tristeza con una sonrisa en vilo.
Mi camino es responsable, a sus ojos orgullosos
Y cumplo con los azules, a pesar de mis feriados tortuosos.
Paso a paso, se acostumbra mi modorra
Y cada vez más, Marceau, me hace otra persona.
En mi carril van también muchos.
Duchos y también sucios, todos lechuzos.
Y el codo oprime la costilla si te saco un metro,
Pues la mente en cronómetro puesta es nuestro seso.
Y se entiende este tropel embutido en callejón,
De púgil ambiente y velocista resistencia;
Pues el techo cuesta la gota en su Etna esencia,
De trasnoches plañidas, esas que hacen de 26 horas la paciencia.
Y heme aquí, en el mismo silo, con otros 200 en un triciclo haciendo equilibrio
Para con gastado afeite y desecha presencia
Reducir las migrañas de la siempre anónima gerencia.
El tarumbo tecleo y el cíclico documento
Me sugieren sangrías y atentamentes como bien se dicta.
Y viene la vergüenza de sentir un resortijón en la testa;
Si también ahora y seguro ayeres de otrora
Hay desechas manos con el alma apolillada de la misma obra.
Entonces, de esta sumisión paralela;
Con llagas, ampollas y palmas abiertas…
Se construye el templo de cúspide tristitia, que, alto es
Y con su viento flirteando, susurra el mensaje de aventarse
Por mejores hueste decirle: anda!! a las piernas.
Y pensando uno del tecleo ante el minero,
El rubor es cárdeno como ante el óleo sin galera
O ante vientres que saborean piedras
O ante el soldado sin casquillo, dando sudor de héroe sin bandera.
Y pesa tanto esta vergüenza, que un pesar ante pesares
Vale un remilgo de susanita en pañales.
Y es que aquí, en el pórtico de 8 horas camufladas,
Rasco la testa en busca de nomás ver sin tristeza,
Y este martes de miseria, ha de ser motor de un nuevo miércoles de mierda.
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