Todos los h(n)ombres liquidados
Los amigos en venta (en renta, a cuenta…)
Los palacios esparcidos…
De espumantes olvidados de orillas conclusas
Por esa escuálida forma de andar creyendo;
De libar y escudriñar hojas
Que te despeguen del suelo… (tan poquito)
Y de haber henchido el pecho ante el ogro ignoto
Entre muros teñidos de mi pulso somnoliento
Y la arenga estúpida que resonaba en suelo muerto.
He perdido, de dos en dos y de vez en vez,
La banquita rajada… donde tenía un sitio
Un cobijo para mi amante azul
Y mis burbujas de canto y buen pie
Un taburete de pródigas mañas
Y una palestra para esa fanática inventada.
¡Oh Palacio dormido de mis gozos infantes!
Te he perdido en la búsqueda de la primavera más negra
Y estruendoso ha sido el abandono
(En verdad ha sido
muy soterrado)
Del ya borroso Agapito en el arco,
De aquellas botellas extrañas,
Y de esos acordes hacia el balcón de amadas imaginarias.
Allí deben seguir ese parque, esa banca, esas nadas
Esos murmullos tras los arbustos
¡Y las mejores pajas!
Pero sonó el silbato…
Se acabó el segundo tiempo.
Y no hay tercero…