Denostada forma la de quebrarse en el limbo de los
corales
Donde las garúas duelen como recordándote por donde
caminas
Y exhortando a la mustia caída del horizonte gigante
Te abalanzas a la esquiva diatriba de continuar… o
apresurarte
Reconociendo llagas que hacen montículos
Obediencias inútiles, y demás sazones del hombre hecho un
día.
Un día, un paso…
Una noche, un paso…
Todo resumido en ese mantra hecho coraza
Esa cantata vigilante que susurra optimismo, de
resistencia
De sangrante protesta ante los morosos demás
Y de huelga perpetua del espíritu por escaparse de tanto,
de uno, de nadie…
Las palabras se escurren entre boletos, cuentas y demás
La joroba se pronuncia en perpetuo tintineo
Y te diluye entre calambres, tumores y mitades
Siendo pálido remedo del vestigio de una sombra.
La premura es la victoria legal del gran orbe
Y la gravedad el mayor delirio negado por las clases de
optimismo empaquetado.
Todo es cuestión de cerciorar las madrugadas
Donde la prisa de los coches en el ruido seco de la noche
Es epígrafe de legañas
Y cuando a veces, se vislumbra el grito de un espíritu
vivo
Se calienta el concreto.
Se abren las puertas del averno.
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