Gélido panteón de memorias.
Transitadas avenidas de oscuras envolturas
Y muelles efímeros de habitantes espectrales
Danzando a la luz de las tolas, los sepias, las vitrinas.
Andando cada cual en su trance ignoto
Serpenteando la ruta. Entumidos de lo civilizado
Apartados de la estrechez de los modales y los verbos
fermentados.
A pesar de todo, ajenos…
He diluido mi hora más plácida en aras de hurgar en la
miseria de nuestros botones
Y desatando cordones, de tu blusa percudida
He visto las llagas, moretones, y calcos de suturas
Y aquí, tumbado, en esta habitación de paso; oliendo
techos roídos
Separando pajas de tus silencios escondidos
Doy vuelta a ese residuo tibio, de hervor embotellado
Empotrado en el podio de mí esencia, que es la taza…
Contándome remedos de historietas
Arrullando arpegios de olvidables endechas
Y empuñando el cetro líquido de mi infringida rabieta;
Vuelvo a oler tu desaparecida sombra
Tu renuente cabellera
Tu merecida pataleta
Y ando al vuelo… rodando, entre papeleras llenas
Sábanas huecas y domingos de flema.
No he reído por veda
Y ando espiando a tus huestes
Por si algo aprendo de tanto apretar las teclas
Aunque nada saliera. Aunque todo se fuera…
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