Laura Rosales (Lima, 1989) se arquea a
gusto frente a un ordenador y ubica canciones, se disuelve entre pasadizos
ignotos y halla, como quien sabe que el cofre contiene una oscura gema, la Crisálida
de Pescado
Rabioso. De pronto el espacio y sus habitantes azusados, vocifera al
coro ese verso enorme: “Todo gigante muere cansado, de
que lo observen los de abajo”
Brilla con luz tenue, no
conoce el terreno, sin embargo se da maña para batirse en lágrimas, alcanzar
con candidez dulce un kazoo (variante comercial del mirlitón) y jugar a
invitarnos al juego. Desliza por sobre su bolso una postal perla, y exclama: “aquí
también hay música”; me ha hecho llegar su “Cantata Natural”
(Paracaídas Ediciones – 2013), y desaparece sin más, del brazo de Virginia
Benavides, como quien sabe que se puede bautizar los partos, y dejar las
preguntas en el suelo.
Me doy espacio para
detenidamente leer la preciosa edición de su poemario, y reconozco el ritmo, el
fluir continuo de las aguas mansas, los animales en sueño, los equinoccios, y
las coincidencias evidentes con Islandia
y sus mejores habitantes, los Sigur Ros. Me
encuentro con que su primera plaqueta se tituló “Von”
(Lustra Editores 2011) y que en su cantata, la sentencia es sin reparos: “Islandia
es Lima”. Surca ejercitándose con tensa calma, susurrando al
vestigio de lo que se esconde como una buena sonata para la decepción, o la
resignación de la quietud como estante de menos reparos. Ella se sabe un hondo
recipiente de voces y cuerpos, pero adolece de seguridad para aventártelo a
gritos, y gime… hablando debajo de su blusa, atrapando la leche del pájaro rey.
Se sabe ya extinta, en calma,
vislumbrando orillas, remangando nadas y desvistiendo influencias, desde Wagner
hasta Eguren. Aquí la deuda musical es evidente, pero también es ritmo,
cansancio de espera, ¿deleite? de soledad. En suma… falta.
Yo que estoy en la orilla en
llamas, veo sus palacios gélidos, despojados de conciencia. Aquí no hay un
lenguaje desprendido, es ella, siempre es ella; no hay orbe, ni desquicio, ni
compromiso, ni fueras más que dentros… solo es ella, enjuta, en colores
pálidos, sin sombra, inocente… ¿cómo hace?
No comments:
Post a Comment