Sunday, June 10, 2012

Friday, June 08, 2012

La balada insomne

I

Visito las memorias más agudas…
Y no veo destello de semejante hondura.

Fríos en el escaparate;
Y biombos entre las sábanas
Silencios calcados, y cínicos desaires entre manos.

Voy zanjando el arrepentimiento
Y la cúspide de los errores se yergue;
Martes sigue siendo martes
Y jueves sigue siendo sólo un jueves.
Porque el deleite del abrazo se hizo bisiesto
Y el reparo ante lo ignoto se hace humareda cama adentro.

Cómo no intentar el rescate
De las uñas en medio del océano
Y cómo no concluir sin escape
Si tuviéramos menos espejos.
El gran sisma ha sido mi sabor de cenicero
Y el aguardar que pase lo mismo casi contento.

Cuerpos en sesión sin monumento boquiabierto,
Almas de la mano perdidas con mapa en cuarto,
Niños amontonados y ningún cuchillo cortando las manos,
Mudos arcabuces en un simple resfriado;
Un menudo crack sin colorín colorado.


II

El eco de tacones silenciosos
Rompiendo el rumor antiguo del terruño
Como balas de hilo, como dagas de incienso;
Extendiendo el vacío do la mística estuvo en regazos mudos
Y las colillas que siguen esgrimiendo el concepto más pronto:
Porque hay cenizas y preguntas que quedan.

Alcoba de ausencias, y oníricos desencuentros.
El relicario de tu nombre, sesgado en la ventana
Y el caminar sin sentido del destino quebrado
Cuánto momento que retumba sin dejar el aroma de las risas;
Risas que hoy se voltean y encumbran hasta lastimarse.

El cirio fue más que puro, recio
Pero en su condición de llama hoy se retuerce al viento
Brisa de los nudos encontrados en la misma dársena
Ajada, apolillada, remansa, fría…

Hasta cuándo el mismo estribillo que no nace
Termina por matar la estrella.
Cuánta melodía (susurrada y agitada); se escondió bajo los fríos pasos de este insomnio.

Deambulo y choco conmigo
Y me interesa un bledo seguir la retórica de los niños bonitos
Guárdense sus juicios para el momento en que lo aprecien
Me estoy deshojando por seguir siendo caspa
Desollando por las lágrimas de arena que recaudan vacías palestras.

Malecones, cuarteluchos, vereditas, y el frío acalorado de las esquinas;
Todo se revuelve en el mantel sin margaritas,
En los dibujos sin marco que bailan pretéritos.
Óyeme todo lo que callo.
Me merezco menos que lo menos.


III

De rastras
En cuclillas
Bajo las lozas frías
En babas
En algodones
¡En el labio frío de tu ausencia!
El colmillo de tu espalda se desvanece entre la búsqueda torpe de la mano esquiva.
Oh noche desvelada
Recuerdo esculpido…
Pintura de carne a cada paso…
                                                Paso…
                                                               Paso…

Wednesday, June 06, 2012

Se terminó de morir... la distopía

"Pero, ahora, le esperaba una larga caminata hasta el mediodía , y si los hombres guardaban silencio era porque había que pensar en todo, y mucho que recordar. Quizá más avanzada la mañana, cuando el sol estuviese alto Y les hubiese calentado, empezarían a hablar, o sólo a decir las cosas que recordaban, para estar seguros de que seguían allí, para estar completamente ciertos de que aquellas cosas estaban seguras en su interior, Montag sintió el leve cosquilleo de las palabras, su lenta ebullición. Y cuando le llegara el turno, ¿qué podría decir, qué podría ofrecer en un día como aquél, para hacer el viaje algo más sencillo? Hay un tiempo para todo. Sí. Una época para derrumbarse, una época para construir. Sí. Una hora para guardar silencio y otra para hablar. Sí, todo. Pero, algo más. ¿Qué más? Algo, algo... "
(de Fahrenheit 451)

 Ray Bradbury, 1920 - 2012