Wednesday, October 24, 2012

El Averno - 14 años de resistencia y ensueño


La sensualidad de su cauce a contracorriente y sus paredes vetustas expuestas al arte efímero y las muestras poéticas más descarnadas, son la mejor muestra de que 14 años fueron una vida y serán la memoria más lúcida del espíritu que no claudica. Ese caserón que brilla entre mohín, en una cuadra repleta de mutantes, hedores extraños y el más significativo y anárquico absurdo de una Lima que pretende ser bella, dice adiós físicamente; habiendo resistido batidas, intervenciones, “clausuras” y cuanto demás embate edil ante la mínima sospecha de amenazas de libertad. Porque El Averno no es sino la muestra clara de que la resistencia existe, que la fuerza de las organizaciones a veces  logra esos paraísos artificiales que incomodan al statu quo y les provoca arcadas.

Recuerdo aquel enero del 2001 cuando en medio de las protestas frente al local del jurado nacional de elecciones, dribleaba con mochila al hombro las hordas de manifestantes y tomaba el jirón Camaná para luego adentrarme en ese universo paralelo llamado Quilca. Los rumas de libros colindantes con las pintas y el orín; seres de extraños colores, dimensiones y olores que pululaban en cualquier parte de esos escasos 100 metros enjutos, y el aire exclusivo de rebeldía, de caótico desenfreno de los espíritus empinchados, anarcos, poéticos, drogos y un largo etc. De esa fauna variopinta que habita en esa ciudad liberada que es Quilca; y allí, como un torreón oxidado, enfundado en cuanto grafiti colorido se puede imaginar, se erguía El Averno. Tengo grabados en mi memoria mis primeros pasos tímidos por esa puertita ajada, y ver el techo con una máscara de gas pintada de color humo, sintetizando todos mis pensamientos de golpe; adentrándome a un salón ralo con uno que otro habitante que no sabía cuántos días llevaba allí (quizá una vida); y teniendo hacia el fondo un estrado poco firme a los pies de un Cristo crucificado que gritaba libertad. Estantes de libros fotocopiados, paredes de cassettes y discos  que entre carátulas mezcladas formaban figuras extrañas. Fue allí donde conocí a Charles Bukowski con los poetas del asfalto, donde tuve mis primeras preocupaciones antitaurinas, donde se despertó el olfato del niño curioso que se contentaba con ir y volver a casa. Y así  fueron años, y conciertos y demás reveses de un lugar que podía ser tan parnasiano como tedioso y hasta asquiento, y es que esa casa también vivía y como cualquier habitante sufría de resacas, depresiones, pestilencias y también de galas, bríos y demás vicios de la altiva rutina.


Recuerdo las incontables veces que Castañeda mandaba intervenir estas oficinas de la memoria, con policías, agentes encubiertos, y hasta con reportajes que desprestigiaban su palmarés al punto de tildársele de fumadero. Cuántas jaquecas habrán provocado esos murales, esos paskines, esos conciertos repletos de 30 almas, que coreaban el hartazgo; esos teatros celestes que ponían a bailar los tules más sórdidos de nuestra ciudad hipócrita. No tengo sino un aspecto risueño en este momento, pero también de poco aliento.

El Averno ha sido hogar de los espíritus más disímiles, más no distantes; del nacimiento y muerte de las mejores empresas culturales. De las manifestaciones más experimentales y lúcidas del arte marginal de Lima; lar de caminantes y mochileros del mundo, centro de convenciones de las protestas más férreas; pero también derrota persistente… porque resistir sólo es resistir, y esto no es para tomarlo como menos, pero tampoco como más.  El Averno ha sido cueva de las frustraciones, el reflejo de lo que nunca se hizo por la cultura en el Perú, el sonido incesante del rostro ignoto que va pegado a los vidrios y que de cuando en cuando toma por asalto el brío de su impotencia, y dice: “… Lima angustiada, Lima violenta, Lima injusta, Lima morirás, Lima hacinada, Lima sórdida, Lima revienta, y la urbe morirá!”

Wednesday, October 17, 2012

Incursión monolito








Colaboración en cámara e Ideas de Eduardo Braga

Saturday, October 06, 2012

Adiós Chancho



Arte Poética 1 



Un chancho hincha sus pulmones bajo un gran limonero 
mete su trompa entre la Realidad 
se come una bola de Caca 
eructa
pluajj 
un premio... 



Un chancho hincha sus pulmones bajo un gran limonero 
mete su trompa entre la Realidad 
-que es cambiante- 
se come una bola de Caca 
-dialécticamente es una Caca Nueva- 
eructa 
-otra instrumentalización- 
pluajj 
otro premio 



Un chancho, etc.