Friday, December 12, 2014

Cría Cuervos

Edmer Montes; es sobre todo... artista. Se expresa en vehículos tan distantes como la madera y el óleo; recurriendo a personajes que sólo habitan en su mente y sus manos, y aún así, se da maña para ser humano, cosa, padre, en fin… He tenido el privilegio de recorrer sus adentros, su taller, sus brazos partidos, su dedo cortado, su ventana rota; y de tratar de sentir lo que plasman sus dibujos, pinturas y esculturas. No es extraño ver en su universo a Poe por todas partes (cuervos, niñas, lobos, colores densos) y hasta cierta fascinación por el Cronemberg más retorcido (fetos, máscaras de gas, labios cocidos); pero aún así su trazo siempre conlleva a los trazos sobre trazos, al recuento de líneas que dan forma a su desordenado bullicio; del cual he sido testigo, en más de un vuelo compartido, y a su refugio infante que se siente perturbado por el crecer y la desilusión de lo impuro.




Montes, ha publicado su plaqueta “Cría Cuervos” y se aventura, como intruso,  con la prosa revestida de su pálpito y obsesión por el alado enfermo de las aves. Y allí discurre con pericia en el terreno del cual ya sabemos de sobra sus dotes. Me toca aquí entonces, ocuparme de su tímido esfuerzo de aparecer detrás del umbral, para darse maña con la destrucción de las palabras en el albo reto.

Montes, se escurre en las sentencias a modo de susurros, a modo de aprendizaje, de lección aturdida y enferma. Atrapa a tu corazón y recíclalo otra vez, coge tu alma y échala a andar”. Parece hablarle a su progenie o a la muerte de su yo más fiero “Recuerda el lodo, de tus actos el veneno. Recuerda tu narcosis, el sudor frío antes del grito”. Anda dubitativo en campo minado. Debe ser esa sensación de adentrarse en mundos conocidos pero nuevos, con miedo, con ceguera, con esencia pero sin vena. Montes cría cuervos, pero no deja que sus palabras le arranquen los ojos. Quizá su mejor instante esté en esa mancha de la cama de los padres, bajo el gemido animal, en esas mentiras sobre el amor y los orgasmos fingidos. Recuerda al día tan rico del año pasado del cholo, aunque aquí sugiere al himen muerto bajo la falda escolar. Se admite imperdonable, pero ya se está juzgando, sermonea sobre el crecer, pero peca tímidamente. Quizá es esto de querer quemarse pero irse consumiendo lentamente… quizás.



Monday, November 03, 2014

constancia de la madrugada

Desde aquí, la noche sepulta las ansias…
Se descose el mito transeúnte del desenfreno
Para dar pase al auténtico ruido del vestigio
Y a sus sencillos desenlaces:
Una bolsa al viento, una estela de luz, una vía sin gentío.

Desde aquí, pareciera posible cierto sereno
A rastras del comercio y la ebriedad que seducen
Y a cuestas de las horas agolpadas al bostezo
Y sus justos despliegues que recuerdan que hay mañana,
Que lo voraz existe,
Y que este reflejo no es espectro de un vejamen rendido al lecho.

Desde aquí, lo artificial es la noche.
Es mi ventana ahumada de un letargo que no cesa
Y que descansa lo que muere entre melodías
Haciendo admisible la tontería de zambullirse en pantanos
Fajando el vientre y estrechando manos.

Desde aquí, los techos desnudos son corales
De un océano rengo, de un tedio mórbido
Que se diluye entre tus dedos sin saberlo,
De las preguntas que se olvidan de responder
Y que ya nadie quiere resolver

Desde aquí, todo llueve y consta, desde aquí…



Martes, 4 de noviembre de 2014
2:05 a.m.


Monday, October 27, 2014

ENDECHAS

Hola, este es mi primer disco y su edición física titulado ENDECHAS. Está compuesto por 10 temas originales escritos y ejecutados por quien escribe. Asimismo, el arte de la portada y contraportada utiliza hermosas fotografías de Stefani Acosta y el fabuloso diseño de Edmer Montes. Toda la producción se ha realizado en base a el apoyo de muchas personas a quienes les debo todo (y que saben están en mi); y el auto financiamiento. Así que si alguien desea adquirirlo dejamos el precio del mismo a su voluntad. Sólo escriban un mensaje interno al facebook de esta página que es SOLOBONES.



Espero sea de su agrado, abrazos.
J.


Monday, October 20, 2014

libelo para los estudiantes de la Cantuta

“Cada mañana, nosotros, una legión de millones, nos levantamos a una misma hora, a un mismo minuto y a un mismo tiempo; todos, como un ejército de millones, comenzamos nuestro trabajo y al mismo instante acabamos”. Estas palabras que bien tienen sonoridad actual, pertenecen a la primera novela distópica escrita por el ser humano, y corresponden al escritor ruso Yevgeni Zamiatin y su obra “Nosotros” publicada en 1924. No es sino con estas simples líneas que pretendo dar inicio a esta pequeña disertación sobre el rumbo del hombre en la modernidad y la soledad impregnada de ensimismamiento, en estos tiempos de masas e interconexión. Tal cual Zamiatin lo escribió hoy es sencillo sentirse parte de un todo, pertenecer al universo artificial del internet y hasta ser dos, tres, o diez personas al mismo tiempo en ese desfile de identidades que se han vuelto las redes sociales. Es muy sencillo “participar” de la comunidad virtual, esgrimir argumentos, debatir y hasta condenar con repudio los avatares de la sociedad y sus bemoles, pero todo ello, transcurre paralelamente, casi subrepticiamente a el horror de la sucesión de los días, al descaro con que se nos presenta la vida eternamente igual. Cada día, de un habitante promedio del orbe puede resultar un calco, la copia de la fotocopia de un guión escrito y prescrito para quienes carecen de recursos y posibilidades de surtirse un alternativo devenir, y allí, en medio de nuestro respiratorio subsistir están nuestros nuevos credos. Y menciono como credo a las nuevas formas de la fe, que se han vuelto: el espejo, el dinero y el éxito.

La sola posibilidad de asemejarnos cosméticamente a la perfección de lo que vemos en una pantalla, nos vuelve insanos. Queremos los cuerpos de las pantallas, los tamaños de las revistas, los colores que la moda nos dicta, y los instrumentos que la promoción decida. El camino es el mismo, y a él “todos” podemos llegar. El espejo se ha vuelto un vulgar remedo de la insatisfacción de las identidades, y la suplencia de autoestima se consigue con pastillas de la moral, chocolates calientes para el alma y una serie de sucedáneos que no son más que otro negocio en el cual otros puedan regentar. Porque la belleza anhelada también es el soma de la vanidad y el perfume de los disconformes; porque todos debemos ser iguales, porque todos podemos ser iguales.

Y no se puede ni se anhela ser otro, sin gastar. Y allí nos embutimos todos. En ese camino púrpura que reflejan los neones de esa danza del crédito y el consumo que se han vuelto los centros comerciales. Auténticos bulines perfectamente edificados para la orgía del gasto y el deslizado de tarjetas, para el empeño en ser parte de las marcas y sus sellos estampados relucientes en nuestras bolsas y cuanto trapo nos hayamos calzado. Yo me he adentrado en el gentío y siendo parte del gran tumulto, me he sentido más solo que nunca, porque no he entendido cuál es el propósito de esa coreografía ni lo inútil que es mi desencanto en medio de tanta plástica algarabía. Hoy el gasto puede darnos sueños, puede darnos presentes que en un futuro terminaremos de pagar  con absurdos intereses y hasta nos da tiempo, ese tiempo que un banco publicita diciendo que vale más que el dinero, mientras en su salón oval, unas cuantas corbatas finísimas hacen cuentas entre risas, celebrando el mayor margen de su balance y la última línea.

Pues digámoslo más claro, el triunfo… sólo es el éxito. Si no ganas nada eres nadie, si no reluces con brillos alterados digitalmente eres nadie, si no figuras en la pantalla eres nadie, si el otro no existe, pues no importa; porque tu triunfo es el triunfo de la rueda, de el milimétrico sistema que se nos vende y se aprueba con elecciones y remedos de democracia directa, porque lo único que importa eres tú y tu y tu, y solamente tú.

Yo los veo, los he visto. Privados de conciencia e individualidad, son incapaces, en su inmensa mayoría, aunque tengan un alto conocimiento tecnológico, de enjuiciar el mundo que les rodea, y se sienten satisfechos, con la misma satisfacción que siente un animal cuando tiene mínimamente satisfechas sus necesidades materiales.

Sábato alguna vez esgrimió: ¿Podremos vivir sin que la vida tenga un sentido perdurable? Camus, comprendiendo la magnitud de lo perdido; dice que el gran dilema del hombre es si es posible o no, ser santos sin Dios. Pues aquí está la respuesta, Dios eres tú. Tú eres tu máxima expresión hasta donde puedas hartarte, tú eres la única respuesta a tu gran pregunta, tú eres la soledad entre multitudes, porque el otro no existe, porque no te beneficia, porque no importa.


Yo, compañeros Cantuteños, vengo de San Marcos, y he visto tal como me imagino sucede aquí, la anomia que se ha vuelto la vida universitaria. La indiferencia que existe hacia los problemas sociales, y la preponderancia de las verbenas por sobre todo, y a las currículas envenenadas de materias empresariales, que no condeno, pero que en suma, sólo son coro del credo del yo, y del festín del salvaje capitalismo. Ese que te mete en carrera sin que la sangre hieda, ese que te mete en constantes centrífugas del sudor y el esfuerzo en pro de tus objetivos táctiles, ese que te vende nichos de 50 metros cuadrados para sobrevivir, ese que te hace sentir parte de un todo casi como en una melodía electrónica que se repite, en un bucle sensato de nadas sin importancia, pues al fin y al cabo todo se resuelve entre el abono y la tierra, entre la lápida y tu ceniza; a fin de cuentas, esa fue la última compra que hiciste y que quizá si no has pagado, no tengas ni donde la muerte te albergue ni una sola brisa.


Gritado a voz el 17 de octubre en la rotonda de la facultad de Ciencias y Humanidades de la Cantuta.

Sunday, September 28, 2014

días así...


Y como las cosas a veces aparecen sin pensarse, así aparecen estos temas. Algunos residuales, otros más nuevos... y los comparto para quien desee. Pueden escucharlo aquí https://solobones.bandcamp.com/album/d-as-as y si desean compartirlo. 

Abrazo,
J.


Monday, September 08, 2014

a boca de urna

El bla bla bla en bises.
Oratoria de bacines y ademán de maniquíes,
Caldera de frases en fotocopia
Y fortín de colores de envoltura radiante.

Todo, todo es sutileza de matices…
De un poco, o nada, de vacío coloreado;
Y ecos salpicados,
En abyecto deseo por la resaca perpetua
De la gran mamada y el buche con lentejuela.
                (Aquí banderas y escudos de moraleja)

Y allí, en disposición en trance
Y en escaso esfuerzo por uno mismo rascarse,
Vagamos uniformes por el trópico de náusea
Que aparenta vitrinas translúcidas
Cuando realmente hay urinario encacado
Atrayendo mosca, rata y galifardo.
Todo debidamente olorizado.
                (Aquí pantallas en simetría sin opacos)

Entonces, queda el tropel de jaulas,
De mojones macerados,
De cartulinas habitadas,
Y crayones de verde imitado;
De fumaderos camuflados
Y berrinches al paso,
De túneles abstractos de cadalso privado.
                (Aquí  botellas en aparente orden exacto)

Pues eso, es lo que calla la urna en sobre…
Y secretamente sucede,
Que vas anudando el mismo final
Con el cual de este lugar querrás escapar.
Colgado, ladeándote de lado a lado…
Con un ligero mal sabor antes del último bocado.


Tuesday, September 02, 2014

Minúsculo diario

César Ávalos siempre desaparece. Huye como en costumbre de fuga que todos asumen como uno de sus tantos vaivenes, con la certeza de que aparecerá. En esa ruta efímera y azarosa. Sé de su lograda poética expresa en Ningún lugar dentro (2007) y de salpicadas apariciones en formatos ajenos. En aquella placa Ávalos descifraba parajes sin lugar y personajes sin rostro; esbozaba descripciones como en antojadizo diseño borroso y sentenciaba con elegancia criminal ante los avatares de lo cotidiano, con un lenguaje sobrio, a veces hermético y otras, más denso. Allí escudriñaba con prosa fresca y repentina, su temática neblinosa: la muerte, los días, el alcohol, el deseo, lo idiota, el devenir, sus líneas (y las otras) y hasta su eros. Todo en suministro exacto, casi, casi como retaceando sus féretros, departiendo sus adentros.


Hoy ofrece su esfuerzo más minúsculo, por depurar los escasos bríos tan bien administrados en el anterior compendio y retrata desaforado calles con nombre propio, nombres de personajes, letras completas de sus referencias musicales, y exuda sin mayor reparo sus tan queridos disfuerzos del lenguaje  con extranjeros disfraces. Ha vuelto su lenguaje más particular y enteramente suyo, se aprisiona en sus lugares comunes sin mayor resquicio de querer salir y expira sus sentencias anodinas: “voy por buen camino, algo muy interno y muy animal me lo dice”; recorre inventarios de bebidas, revuelve sus miedos y los llama como invenciones lingüísticas (triszza), estira las palabras antojadizamente y divide el sonido de las mismas (sol-edad) construyendo nuevos entendimientos; pero lo que pudo ser mérito se diluye al punto de que el mismo autor se pregunta: ¿Es este diario acaso una especie de literatura apática y aplastante?” y casi dándose cuenta suena: Este texto ya me parece conocido. Me estaré repitiendo”. 

Entonces, allí donde el barco suena ebrio e intoxicado (nuevo inventario de pastillas y sucedáneos), se suceden imágenes hastiadas, cansinas: “El color marrón de las ventanas ha devenido en una especie de blancura cruel” que se pierden como el poeta parece anda perdido entre el gentío. Pues si hay mérito entre los buenos momentos de la rosa más helada del jardín y exudo menta y almizcle, se desvanecen entre citas que no suman (exagerado el colocar alone again en su integridad) y juegos que son divertimento del escriba, y no más.

Yo sé que el diario aparece minúsculo por voluntad del autor, pero el esfuerzo por hacerlo aparecer deslucido lo contengo casi como un recurso para un nuevo invento, casi como cuando sentencia el sueño, la rendición, ese pálido último momento. Yo lo espero con sus mismas palabras: una escena por construir para luego destruir.



Tuesday, August 26, 2014

100 años del niño bueno...


EL NIÑO BUENO

No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal. Opto
por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.

Monday, July 28, 2014

Felices Fiestas Pútreas


Razones para celebrar las tienen, y de sobra… el holograma presidencial funciona, la telepantalla tiene su sitio sin fondo bien cimentado y hasta hay guerras de polietileno entre combates de tanga y valores verdaderos. Se ha incrustado bien el corito este del progreso con marca registrada  y bien valen las moras a 7300 días, entre el flujo creativo de las letras pequeñas, los pagarés al paso y los degustes innecesarios. No olvidar que hoy seguro te atragantarás del orgullo de ser peruano y templarás la guitarra con aplomo y pendejada de linaje limeño.

Mientras, la revisión de las mentiras se esfuerza en permanecer latente y vivaracha; porque un cadáver exhumado habla más que un estado bombardeando, e infantes sin piernas y piernas sin infantes son perogrulladas para el olvido y la anestesia del raciocinio. Y mientras tanto están las simulaciones del escrutinio y la necesidad del ánfora, encubriendo mafias y galardones dorados, maquillando números y coloreando cuajos. No queda sino expresar mis más asquientas felicitaciones, pues diciéndolo con todas sus letras, les está saliendo de concha de su madre.


Más, como el bucle cansino de los ecos de su gran prensa y el minuto denso de su espectro de país me enferma, cito esta noticia como buen punto de partida para una acción efímera (http://elcomercio.pe/economia/negocios/lujo-no-se-desinfla-pese-al-freno-economia-noticia-1741625), y si se quiere y gusta una repetición de verdadera pureza. Resulta que, a lo que le denominamos desaceleración económica, que es en verdad la menor posibilidad de llevarse migas a la boca, se le contrasta un incremento sustancial en las ventas de bienes de lujo. Ya están instalados en nuestra chacra; Versace, Louis Vuitton, Prada y Gucci, y El Comercio tiene el descaro de citar a Elena Benarroch, sin ningún reparo: "el mundo del lujo se salva porque por suerte o por desgracia hay un sector que siempre tendrá dinero. Ellos son los que suelen querer lo que nadie tiene, por eso el lujo nunca dejará de existir". Están cada día más engreídos y confiados.

Pues bien, porque sencillamente me sigue jodiendo la asimetría y la farsa y el desvergonzado modo en que se nos engaña, propongo que sencillamente destrocemos un poco esos lugares. A ver si así sacudimos alguito las parapetadas redacciones de los modestos modositos, y hacemos eco de nuestro asco y desdén por ese caquiento ejemplo de crecimiento, y les decimos de una vez; aún hay sangre en esto que creen su feudo. Total, dinero no van a perder y eso es lo único que importa ¿no?

Por ello, toma el tacho de tu hogar y recoge los papeles doblados que se llevan tu desdén austral y júntalos para hacerlos masa y témpera de infante, pues bien podríamos encacar sus fachadas y alterar las falacias de sus templos, gritando a voz en cuello, y mano en el pecho por supuesto: ¡que muera el Perú, carajo! Ese que hoy creemos que cumple años.




P.D.:Imagen de Álvaro Portales

Thursday, July 24, 2014

lluevo

Lluevo… briso dentro,
Y me escurro entre pequeñas parcelas de mi cuerpo baldío
Con salados rocíos que se escurren en mis patas
Donde vuelvo al ande cansino de las mismas palabras.

Quemo en gélido gesto mi fragor de rumores
De bastiones parcos que se derriten, hongueando las máscaras
De un pueblo inventado, esquizo;
Haciendo calles y pariendo escombros
Donde tu rostro me persigue galopante
Entre fulminantes espejos.

Y no hago más que preservar los paños
De estas ventanas rajadas sin pestillos, sin vista, sin calma.
Y en desesperado flameo, izo el último suspiro de este trapo
Para dejar ver un color, un rancio vestigio
Sin escudos ni líneas,
Que puedas llevarte por si al transcurrir de este paso
Chorrea un negro charco
Que has de trapear si el decoro se impusiera
Que has de olvidar…

Aquí  se acurrucan las gotas en la acera.

Lluevo, quemo, humeo… por si se olvida que una vez
Siquiera una minúscula vez
Hubo madera en este baile de cenizas
Hubo chispeantes pedacitos de un árbol deshojado
De un remedo de pálpito sin tez… ni veras.


Monday, June 30, 2014

...

Todo… pero todo; puede irse sigilosa, bravía, brutal y deliciosamente a la mierda.
Las heridas que yacen silentes en el recuerdo, serán mi estigma, mi soledad… y una absoluta y miserable muerte. Sobre todo en ti, que bien lo sabes.

Yo, definitivamente… ya no soy yo. Ni algo, ni nada…


Thursday, June 05, 2014

Vidrios (a través)


Segundo vídeo del disco "Endechas", producido y dirigido por E. Beletín Acosta, con la edición de Edwin Ramírez. Corresponde a la canción "vidrios (a través)" y cierra un hermoso ciclo a través de la diáfana mirada de la playa, el mar y sus habitantes. ¡Disfrútenlo! y si les gusta compártanlo.

Pueden escuchar más música en: https://jonathanestrada.bandcamp.com/

Wednesday, June 04, 2014

la bestia...

Así que yo soy la bestia…
El desdentado ejemplo de las carencias
Que mascullan vidrio molido y te lo espetan en la cara.
El motivo pálido de las desidias de tus puentes
Y el candor abstraído de las buenas noches.

Yo soy el hedor de nuestra comunión enferma
Y el expiro verduzco de nuestro cielo en féretro.
Pues como animal exhausto
Bien sabré poner los codos en la mesa
Para rumiar mi enorme gesto bestial de Jezebeth.

El compendio de la tosquedad que toca el talle
Y lo estruja en dobleces pírricos,
Se expande hasta tus ciénagas profundas
Y labra el corte que sangra de tus silencios
Para que huyas del tiempo sempiterno
Y te arrulles en las tizas de los infantes
Que dibujan eternidades efímeras.

Y bestia como soy…
Estoy lamiéndote entre costras,
Y llorándote seco… que lo que queda es el firme acuerdo
De sobarte mi pata, mi garra
Mi pezuña inmunda de fiel perro.


Thursday, May 29, 2014

orígenes...


Se dice que la salamandra salió de un concierto de este tipo entre lágrimas y compuso de un tirón Fake Plastic Trees. Sabido es, que al menos la primera etapa que tanto se añora de los radiotesta, le debe todo a este flaco y nunca lo pudieron igualar. Hay que admitir, que nacen cada buen tramo.

Tuesday, May 20, 2014

sopores...

Es lo mismo y son los mismos.
Con voluntad ajena de tecla y reinicio
Y simulación de vértigos y demás.
A sabiendas del hedor y las constantes…
(Aquí las migas, los senos, las suelas y el mojón)

Más, hay variables transparentes;
Que arrullan la bocina y serenan la almorrana.
Y presto mi ceja más desconfiada por si alguien cae en esos encantos
Los espejismos de la posibilidad y el optimismo.
Tamañas creaciones de lo más subyacentes
Que sugieren con su tibia esperanza
Que también todos podemos poder.

Subraye usted su aprecio por sus cosas
Su mobiliario inútil, su derecho a pertenencia
Su apego por retenerlo todo en una captura
Y su legado en pantalla que es medalla al mérito
Por caer plácido en el hoyo
Y chistar en reclamo desahuciado
Su mala suerte de no conseguir amor o ventanilla de banco
Y que todos lo vean…

Pero volviendo a las sospechas
De hacer sordera al púlpito
Resumo todo el engaño de este cuento
En su final de ceniza y tránsito de huesos.
Que atragantarte en cebo no te hace más, hermano…
Ni suple el ardiente sereno que es el paso de las horas
Mirando nadas y sabiendo caspas.

Porque el único respingo que permito
Es el que trae la túnica de la última perrada
Y el único remedo que conozco
Es el de efímeros silencios que te abrazan
Para saberte paredro de ruta
Y tripulante de este barco ebrio,
Que bien sabemos zarpó sin permiso ni escafandra
Para irse derrelicto
Al navío de los nimios
A la dársena del perfecto asesino.


Tuesday, May 06, 2014

A-las de lata (eléctrica) velo sonoro


Estimados todos, aquí les dejo el enlace del velo sonoro de la obra teatral "A-las de lata (eléctrica)". Creación de Hildy Quintanilla que he tenido el honor de acompañar musicalmente junto a Lila y todas las criaturas que nacen. Espero pueda gustarles y si es así, espero puedan compartirlo. Cabe la mención especial a "La Eriza" por la fabulosa captura que funge aquí de arte de tapa.

https://solobones.bandcamp.com/

Que lo disfruten!
J.




Monday, April 21, 2014

Botella al mar para el dios de las palabras

Discurso ante el I Congreso Internacional de la Lengua Española


A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!»

El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe. Ahora sabemos, además, que los mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios especial para las palabras.

Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine, el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la calle o susurradas al oído en las penumbras del amor. No: el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en tantas lenguas que ya no es fácil saber cómo se llaman en ninguna. Los idiomas se dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino ineluctable de un lenguaje global.

La lengua española tiene que prepararse para un oficio grande en ese porvenir sin fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotencia económica, como otras lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámica creativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansión, en un ámbito propio de 19 millones de kilómetros cuadrados y 400 millones de hablantes al terminar este siglo. Con razón un maestro de letras hispánicas en Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de intérprete entre latinoamericanos de distintos países. Llama la atención que el verbo pasar tenga 54 significados, mientras en la República de Ecuador tienen 105 nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha inventado. A un joven periodista francés lo deslumbran los hallazgos poéticos que encuentra a cada paso en nuestra vida doméstica. Que un niño desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero dijo: «Parece un faro». Que una vivandera de la Guajira colombiana rechazó un cocimiento de toronjil porque le supo a Viernes Santo. Que don Sebastián de Covarrubias, en su diccionario memorable, nos dejó escrito de su puño y letra que el amarillo es «la color» de los enamorados. ¿Cuántas veces no hemos probado nosotros mismos un café que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cerveza que sabe a beso?

Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?


Son preguntas al azar, por supuesto, como botellas arrojadas a la mar con la esperanza de que le lleguen al dios de las palabras. A no ser que por estas osadías y desatinos, tanto él como todos nosotros terminemos por lamentar, con razón y derecho, que no me hubiera atropellado a tiempo aquella bicicleta providencial de mis 12 años.

Gabriel García Márquez (1927-2014)

Wednesday, April 09, 2014

la cama...


Cómo no pensar en la cama donde terminaron los muertos (esos muertos que te persiguen), cómo no pensar en la cama que compartiste con esa mujer, o con esos hermanos, o sencillamente en quienes no tienen cama, ni sábana donde orinarse... cómo no pensar en la última cama que ha de habitarse; si hubiera esa suerte de no terminar desparramado, o en pedazos... en el suelo, o por los aires.

Wednesday, April 02, 2014

el legado de Rita...

Ha decidido sepultarse como Rita La Caimana para disfrazarse de Eriza, pero mejor aún, de una deudora en perenne aprendizaje de Chambi,  Cartier-Bresson y todos los anónimos perdidos en su retina. Cultora de instantáneas en diferentes ámbitos, se deja seducir por espacios abiertos, en soledad o en multitudes, por la quietud de las plantas y los rostros perdidos, por los animales en reposo y hasta por los paisajes distópicos de la modernidad en permanente contraste con el realismo del tercer mundo. Acosta ha decidido formarse a tientas y mejorar en cada entrega, con paciencia, terquedad y escurre al máximo las posibilidades de sus carencias. La sabemos errante de Cuba, New York, Ushuaia y un largo etcétera de nuestro terreno; pero allí, como cuando escoge el contraste de un desnudo bajo el puente, o de la playa agua dulce; y allí está riendo y llorando; y es ahí, cuando sabe sentarse y olvidarse del viento, del mar, del ocaso, del presente, de todo… en fin.











Tuesday, April 01, 2014

Alan García III

Alan García es una mierda. Una mierda imperial, un mojón perlado resguardado por moscardones que revolotean feroces por defender su propia mierda, que es alimento, que es razón de existencia, que es justificación de ser… una mierda.

En el fondo, el emperador García ha huido como una muca miedosa. Ha trabado con todas sus influencias judiciales, mediáticas y empresariales todo lo que un ser humano que se aprecie debe defender, su verdad. Se ha enmarrocado entre argucias Kafkianas, se ha mudado a un pasillo laberíntico donde sólo podrá hallársele por el olor de la caca. En el fondo, está bien que García se haya librado de esta forma de una argucia para dejarlo fuera, porque inhabilitarlo políticamente hubiera sido casi un triunfo para él, pero su ego puede más; y quiere ser a toda costa el emperador III, el único.


García debe terminar tras barrotes, por el olor a mierda de sus hurtos, sus asesinatos, su sanguaza en baile, su verbo de atarante, y sus desfachatez para vivir para siempre de los demás, no teniendo piedad por sacrificar a quienes se sacrificaron por él, ni por engullirse toneladas de embutidos a costa de hambres y ensueños. García aplasta, frustra, y hasta mata las voluntades de quienes creemos que a través de sacrificios y esfuerzos las cosas pueden de alguna manera u otra, cambiar. Porque el ha instituido una mutación de sibaritismo donde ha hecho su vida, tan solo con labia, de encantador de serpientes, de poeta de centavo, de conquistador de televisa, de mamarracho colorido. García es el motivo de las escuelas de oratoria, del manual del pendejo, de la profesión de política, de muchas de nuestras costumbres hechas regla, en suma… del país que hoy somos.

Es el único sobreviviente activo e influyente de su generación, y ahora nos toca combatirlo, desterrarlo, hundirlo en la ignominia de los porcentajes, y desaparecerlo a gritos, aunque fuera ante su bufalada entera. Si algún aprista que se aprecie de tener decencia, aún mantiene su permiso de comer sin atragantarse en el fortín de Ugarte, pierde el crédito de dejar de ser llamado imbécil, porque estar allí sólo hace que se te engominen las patas, que te crezcan las alas, y que veas sólo lo que oyes, del canto oropelado del becerro mayor, del chancho dorado que hoy habrá  despertado con una sonrisa de ilusión.





Cantata de puentes diluidos

Laura Rosales (Lima, 1989) se arquea a gusto frente a un ordenador y ubica canciones, se disuelve entre pasadizos ignotos y halla, como quien sabe que el cofre contiene una oscura gema, la Crisálida de Pescado Rabioso. De pronto el espacio y sus habitantes azusados, vocifera al coro ese verso enorme: “Todo gigante muere cansado, de que lo observen los de abajo”

Brilla con luz tenue, no conoce el terreno, sin embargo se da maña para batirse en lágrimas, alcanzar con candidez dulce un kazoo (variante comercial del mirlitón) y jugar a invitarnos al juego. Desliza por sobre su bolso una postal perla, y exclama: aquí también hay música”; me ha hecho llegar su “Cantata Natural” (Paracaídas Ediciones – 2013), y desaparece sin más, del brazo de Virginia Benavides, como quien sabe que se puede bautizar los partos, y dejar las preguntas en el suelo.


Me doy espacio para detenidamente leer la preciosa edición de su poemario, y reconozco el ritmo, el fluir continuo de las aguas mansas, los animales en sueño, los equinoccios, y las coincidencias evidentes  con Islandia y sus mejores habitantes, los Sigur Ros. Me encuentro con que su primera plaqueta se tituló “Von” (Lustra Editores 2011) y que en su cantata, la sentencia es sin reparos: “Islandia es Lima”. Surca ejercitándose con tensa calma, susurrando al vestigio de lo que se esconde como una buena sonata para la decepción, o la resignación de la quietud como estante de menos reparos. Ella se sabe un hondo recipiente de voces y cuerpos, pero adolece de seguridad para aventártelo a gritos, y gime… hablando debajo de su blusa, atrapando la leche del pájaro rey.

Se sabe ya extinta, en calma, vislumbrando orillas, remangando nadas y desvistiendo influencias, desde Wagner hasta Eguren. Aquí la deuda musical es evidente, pero también es ritmo, cansancio de espera, ¿deleite? de soledad. En suma… falta.


Yo que estoy en la orilla en llamas, veo sus palacios gélidos, despojados de conciencia. Aquí no hay un lenguaje desprendido, es ella, siempre es ella; no hay orbe, ni desquicio, ni compromiso, ni fueras más que dentros… solo es ella, enjuta, en colores pálidos, sin sombra, inocente… ¿cómo hace?

Thursday, March 13, 2014

De oficio... nadie

dedicado a  César A.


El oficio del poeta ha tenido siempre en vilo los tópicos del amor, la muerte y dios. Dentro de ellos, es en este último tópico donde Rimbaud alguna vez dijo: “El infortunio fue mi dios. Yo me he tendido cuan largo era en el barro. Me he secado en la ráfaga del crimen. Y le he jugado malas pasadas a la locura”. El igual de Dios, como lo llamó Enid Starkie, se enfrentó a Dios como muy pocos han sangrado en letras, no aceptando la vida tal y como la hemos de vivir en este mundo, sin concesiones y lleno de orgullo y confianza en su propia fuerza. Y anduvo sólo, recorriendo Europa, haraposo y a pie, comiendo hambres con el viento y el horizonte;  describiendo esos años como su temporada en el infierno. La mayor parte de los reveses que sufrió Rimbaud tuvieron como causa su incapacidad para adaptarse a la vida, y de manera especial su gran orgullo. Tanto en el dominio espiritual como en la realidad cotidiana prefirió perder antes que hacer concesiones o inclinarse ante las circunstancias; era incapaz de verdadera humildad, de aceptar una posición inferior; nunca solicitó piedad, perdón o misericordia. A pesar de verse a sí mismo como pecador, se vio como un pecador condenado y dominado por el fuego de la ira y la venganza.

Ejemplos de estos, muy pocos. Por no decir dos o tres más, debidamente registrados y expresados en obra. Es así, que al leer la resignación de Juan Gonzalo Rose (entrevista con César Hildebrandt), ante la imposibilidad de sencillamente poder ser él, abrazando en contraparte el cristianismo; se demuestra que esta batalla silenciosa de cada mañana, no es sólo usanza de templanza o consecuencia; es rito y triunfo diario, es la punzante necesidad de ahorcar el sueño sin empuñar el caño y revestirse de humano una y otra vez… para al final, siempre ¿perder?

Joyce dijo alguna vez que la irresponsabilidad es parte del placer del arte, que es la parte que las escuelas no saben reconocer. ¿Y dónde se reconoce el oficio del poeta que sangra en el olvido? Pues en su consecuencia. Y allí es donde no cabe el juzgamiento de ningún bípedo, ni de los muertos, ni de las prístinas vitrolas de la conciencia crítica. Es por ello, que ante las conversiones de los hombres distraídos por el sol, que ante el derrumbe de bruces del que persigue un hado equívoco, nadie podrá discutir por qué ni señalar siquiera, el devenir de una sencilla opción: la de seguir.

Porque a fin de cuentas, amado personaje, cambiaste un opio por otro, dejaste los efímeros cielos de la autopista a la contra, por otras palabras. Yo sé, que allí donde se han escondido los oros cárdenos de tu silencio en cadenas, aún va el vate, el distraído amante de nadas que recorre la ciudad buscando algún lugar dentro.


Friday, March 07, 2014

puras costumbres

Ten cuidado que te acostumbres…
A bajar en la misma estación,
Y al cubierto plateado junto a la servilleta,
O al armario organizado que establece cuándo es lunes y cuándo es viernes.

Ten cuidado de tu muela sin caries…
Y de la división higiénica del papel que nadie quiere.
Porque puedes llegar a oler bien donde hiede,
Y asimilar que tras ventana hay posibilidad de parnaso,
Y no de averno…

Ten sumo cuidado de los rectángulos,
En especial de los que caben en bolsillos.
Asusta el anhelo, pero mucho más el brillo
Del reflejo almibarado y la necesidad de sonrisa.

¡Huye de la tecla de entrada!
Voy a decirlo en tu idioma:         escapa, escapa…
Porque donde hay discreto encanto
Asusta el silencio y se convierte en verbo el asco.


Tuesday, February 18, 2014

Sobre Venezuela y otros demonios...

Problemática expuesta por medios interesados. Defendida y atacada por posturas antagónicas y en muchos casos dogmáticas; problemática política azuzada por intereses particulares de empresas, gobiernos, países, sectores políticos, estudiantes y civiles en general. Muertes que justifican la indignación pero que también recuerdan las que muchos pretenden que olvidemos, en Venezuela y en muchos países de la región (¿Bagua les suena?). Hechos vergonzosos que se resaltan desde el punto de vista más álgido y que desean opacar golpes de estado y muchas intentonas de boicot a un país que guste o no, ha elegido legitima y consecutivamente por una vía que a nuestros señorones de la gran prensa le saca roncha. Error o acierto que nos involucra pero que también da cuenta de la más cruda realidad: el orbe en su conjunto y la historia demuestran que los sistemas político económicos existentes no resuelven los grandes problemas de distribución y las asimetrías generadas por la vida moderna. El Chavismo y sus seguidores no han desarrollado ni hecho honra al llamado Socialismo del siglo XXI, pero ello no genera un quid pro quo a favor del mejor maquillado neoliberalismo que tanto se reclama en toda América Latina por los liberales extremos reunidos (en nuestro caso) en torno al Comercio y compañía.


Aquí hay movilizaciones estudiantiles legítimas, que bien sabemos pueden ser canalizadas y manipuladas (cuánto nos ha manipulado la CGTP a los estudiantes en los últimos años) en pro de intereses mayores. Dinero de por medio a representantes de la  derecha venezolana (Leopoldo López encabezó el golpe de estado del 2002) y medios de comunicación arrinconados por la recurrente política de los estados socialistas de querer zafarse de los medios de prensa opositores al caballazo. Hay que ser claros, la bestialidad política e intelectual de Maduro es lo que ha envalentonado a los sectores contrarios y mal ha hecho en refugiarse bajo el manto de la muerte de Chávez y no proponer salidas políticas con sectores que antes votaron a favor del proyecto socialista y hoy están dubitativos o en contra.

No le creo al Comercio ni a sus satélites peruanos, ni sus réplicas en el extranjero, porque hace décadas que estos dejaron de informar, y se vendieron a la causa del bolsillo y el negociado.  No me creo el legado de verborrea politiquera de la izquierda fanática que ve en todos lados a la CIA y hace vista ante la inseguridad y desmadre económico que se ha vuelto Venezuela. Hoy, lo único que hay que refrendar es que este se ha vuelto un conflicto ideológico que defiende intereses particulares de sectores sociales y empresariales aferrados a un modelo que no engloba a la sociedad, y que ve más por si mismos que por la colectividad. Esa, es la triste y opaca realidad, que en medio hace sangrar a inocentes y deja hasta sin papel a los culos.



Thursday, February 13, 2014

Misa de Gallo


Tema: Misa de Gallo
Álbum: Endechas
Dirección y Producción: Eduardo Braga Maldonado
Colaboración en Fotografías de: Rita la Caimana, César Ávalos y Alexander Barrenechea

Tuesday, February 11, 2014

Impresiones varias...

Una especie de brumosa soledad y contundencia pueblan estos textos, en donde circulan rostros, maravillas despectivas teológicas, Tánatos regodeándose en su arquitectura de discurso poet. Y en donde el lenguaje hace su propio desarrollo. Búsqueda, hallazgo y hartazgo. Sensaciones de harto vacío al mirarse al espejo. Al amanecer, al anochecer, al límite cruzado en las madrugadas. Al parecer aquí encuentran su propio ritmo, su voz de maese estier-colero que abandona el caos dial para someterse a la construcción de “su poesía” de cuervo. No por algo el bat avizora tras la ventana, las mañanas lúgubres o soleadas de este maldito cono. La tecnología que aborrece lo rodea y lo acosa. Este libro es el libro de sus propias baladas. Ahí esconde su propia luminosidad y tormento. Se ha hecho un hueco desde donde saca estas palabras de occiso. Invasor él sale a la calle y respira artificial otras palabras. Este es su testimonio.

César Ávalos


***


Este libro refleja la implosión de la urbe hacia otra inmensidad. Aquí la ciudad entera se va sumergiendo bajo el megatsunami de la configuración poética. Por todas partes va subiendo el volumen del rumor del cero resonando en sus esquinas y muros binarios. Por debajo de la apariencia, de la pradera de las antenas, de la vida semiformal que va evaporándose con ese sosiego del sellado y recibido, en este semirreal –luego falso- mundo de pantallas donde cada cual resulta un cosmos, el poeta ve en todos los muros anímicos y materiales los templos en escombros, iglesias en cenizas y catedrales molidas. Bajo la cáscara de ‘cheques’, de ‘chupetines’, de ‘frijol canario’ ha descubierto y a la vez creado una ciudad mucho menos imaginaria que la “real”. Con imágenes muy vigorosas y perforantes, con frecuente poderío verbal, con adjetivos vivaces y fosforescentes, conjura una urbe poética terrible y trascendente, un plano original, una fortuna de realidad, una inmensidad, llana inmensidad. Ahí el vuelo de Jonathan Estrada. A la vuelta de la esquina el vuelo.

José Pancorvo

Sunday, February 09, 2014

Palabra de Occiso


Bajo el sello de la editorial KOVACK, con el fabuloso arte de tapa de Edmer Montes.
Un agradecimiento especial a César Ávalos y al distrito de Ate - Vitarte.

Saturday, February 01, 2014

MOKAMBO

A Hildy Quintanilla y César Ávalos,
esos enormes faroles muertos de una generación perdida.


Asido a la mano ajada de su madre, caminaba encubierto en su diminuto camisón de felpa. Año a año, desde que lo recordaba no dejó de ser el mismo espanto y la misma curiosidad. Las mismas cuadras abarrotándose de almas púrpuras que rezaban lo que el no sabía qué ni por qué, pero que al fin y al cabo se mezclaban en un mar de gentío lerdo y atónito; pero en medio de todo, de ese somnoliento rito, siempre estaba allí, la misma figura. Los brazos de fierro que se insinuaban como víboras atormentando lo que parecían ser almas en desgracia, como destripando el espectro de unas vidas aparentes que tenían la posibilidad de una última palabra antes de su final, y en medio de ello el rostro fauno, grosero, espantoso que se coronaba con un par de cuernos y unos ojos rojos que tintineaban incólumes, entre los turroneros y anticucheros, entre las veredas meadas y los locos calatos que se arrodillaban ante la figura de fe que se zarandeaba al ritmo de fúnebres melodías. Sabía que esa figura, que entendía como una escultura de adoración al averno, era el pórtico de una realidad nueva, la entrada de una especie de ensoñación que se absorbía de ese rebaño de plegarias, y que conducía a nuevas puertas, a nuevas formas y hasta quizá a nuevos mundos. Todo en su mente se reducía a no poder mirar los ojos de aquel demonio de fierro, y allí, entumido, chiquito, apoyaba su cabecita a las faldas de su nodriza, de su refugio, y atemorizado siempre decía: ¿mamá, qué hay allí?

***


El grupo siempre se había reunido a las espaldas del Riviera. Allí se acobijaban unos a otros, como una manada en celo y bebían lo que alcanzara tras el bolsillo colectivo de la chancha. Se armaban los pocos falsos que podían dotarse en los trueques de le economía de Quilca, y se enrumbaban a la ensoñación. A cortejar el ritual de beber de las aguas de la noche desabotonada y sus posibilidades deformes. Era el Mokambo, acaso el útero enfermo que recibía a esos acólitos de la anarquía, que huían de los delantales y los cordeles danzantes, y esquivaban zigzagueantes las consignas de las aulas y los puños alzados. Ese terruño efímero que con su escultura del demonio traga hombres, se los tragaba y engullía para suspenderlos del miedo, de la oscuridad adrede, de los pasos atormentados de los encasillados hombres de fe, y de sus techos inertes, siempre densos, siempre roídos, siempre los mismos. Al bajar los peldaños mohidos, todo no era sino residual, luces violetas que resplandecían contra las esquinas difusas, y el brillo de vasos que contenían brebajes dudosos. Los parlantes quejosos emitían los himnos de un desamparo liderado por los espasmos de Joy Division, The Cure, Echo… y los miles de ruegos que en esa época gemían por dar término a la vida que se producía en la otra parte del mundo por esos días. Nadie sabía cómo ni por qué, pero el deseo de descolgar las amarras bien sujetas al cuello, los amotinaba a todos los asistentes del Mokambo en una danza incolora y epiléptica. En una orgía del desencanto que brincaba y se sacudía en soledades varias y esquizas. Las chamarras negras sudaban y se formaba en el suelo una masa dudosa de puchos, vómito y huellas, que bien hubiera nacido allí el principio de una rivera Estigia. Al ritmo de The Forest, los rostros ignotos se remecían y olvidaban, se acostumbraban a desearse sin verse, y al galope exudaban los sexos calientes. Unos se arremetían entre el baño escueto y la barra, otros no reparaban en el haz de luz violeta y se dejaban guiar por el ensueño de saberse fuera… al fin fuera de la luz de las velas y el eco de los noticieros. El grupo se sabía unido pero disperso, y se entendía que a estas alturas de la noche ya nada podría detenerlos y sabrían despegar los pies del suelo hasta una noche que no se creía posible. Y a veces, sólo a veces; cuando escrutaban sus bolsillos y eran presa de la ecuación más triste de las madrugadas, reparaban en que no había más monedas, y que todo empezaba a diluirse y a ponerse cuesta arriba, y tendrían que ofrecer un intercambio, o quizá salir y dar nuevamente de bruces con la idea de que esa noche habría de terminar, o mejor dicho, de que lo efímero no era nunca la gravedad.

***

El gentío había sacudido los pañuelos en señal de adiós, y los miles de fieles se empequeñecían ante la dádiva de la figura lerda. Lloraban, se persignaban y pedían a su manera, otro fin, un escape a toda aquella distorsión que se había vuelto el Perú y sus luces intermitentes en medio del anfo y los brazos mutilados. Sabían que estando allí, juntos en plegaría, eran más fuertes, pero no menos vulnerables al espectro de la insania que se había vuelto el vivir. Y volverían a purgar por un lugar en la cola de los panes y demás. Y cruzarían la avenida Tacna como convencidos de que algún día el hollín impregnado en sus almas se volvería infancia, y derrota del espanto. El, iba casi agonizante recostando la mejilla en el hombro de su madre. Y viendo como se desarmaba esa realidad estremecida de comercios al paso, recordaba los ojos rojos de aquella figura. Sus brazos deformes que muy en el fondo siempre quiso abrazar. Y también recordaba las severas palabras de su madre: prométeme que jamás entrarás a ese lugar. A lo cual, año a año el asentaba sin mencionar palabra alguna, pero que año a año esperaba ansioso para reencontrarse con lo que el intuía un destino, un hado resuelto de figuras oscuras que en su mente  no descansaban sino en los tibios dibujos que su profesora reprobaba por el exceso de crayón negro y ojos rojos. Y así, legañoso, y adormitado, no dejaba de estirar la cabeza al saberse cerca de la cuadra aquella, de la vereda escueta que se recostaba en esa avenida ancha que a esas horas lucía como encantada y paralizada del desorden que le era habitual, y vislumbrando la resolución de la figura ocre, vio cómo el demonio devolvía unas almas exultantes a rastras, en un abrazo tan solidario y tan poco firme, que se supo en seguida despierto; y como nunca había sucedido, y no por la menor presencia de la figura metálica y sus hombres engullidos, perdió la vista en dos momentos, y se encontró con la mirada de aquella caterva en cuero que se deshacía, y como si el fragor del fin de la madrugada lo hubiera hincado en la sien, observó los postes, y allí…


***

Asumiendo la derrota de la circunstancia, el grupo procedió al admitir de un nuevo día, y orgullosos de haber sido unos entre millones, danzando a la espalda de la fe y la inmundicia, a espalda de las bombas y los apagones, subieron entonando una imitación de melodías, de esas canciones que abandonaban. El Mokambo los expulsaba tal como siempre prometía, dándoles por el culo en la resaca y obrando justo en su dosis de paréntesis, regurgitándolos de nuevo al ruedo, de nuevo a las mañanas torcidas, de nuevo a la angustiosa mirada esquiva sin horizonte, pero les ponía su última prueba, y los obligaba a superar doce escalones que bien serían la prueba de un Sísifo cansino, y allí se arremetían entre tropiezos, en solidario abrazo que brindaba por el fracaso, y ante el primer rayo de madrugada, al sentir el frío raquítico de Lima, vieron los ojos de un niño sobre los hombros de su madre, y encontrados como en un guiño perplejo de almas que se reconocen y se invierten, el niño, la madre, ellos, y los ojos rojos de la figura de fierro, espectaron el mayor silencio que hayan encontrado entre su penumbroso día a día, viendo como a la muerte de la luz eléctrica de un poste, pendía un perro sangrante, hondeando con el hocico quebrado y un cartón que decía: Teng Siao Ping, Hijo de perra.