Tuesday, October 29, 2013

Nuestros sueños de Eunuco



I
Nuestros sueños de eunuco, sin semillas en la luz,
de luz y amor, los vaivenes del corazón,
castigan los miembros de sus hijos,
y amortajados su manto y su sábana,
acicalan a las novias oscuras, las viudas de la noche
presas entre sus brazos.

Las sombras de las niñas, con sudarios fragantes,
cuando se esconde el sol se apartan del gusano,
de los huesos del hombre, quebrados en sus lechos,
por nocturnas roldanas que vacían la tumba.

II
En ésta, nuestra época, el bandido y su hembra
fantasmas de una sola dimensión se aman sobre un carrete,
ajeno a la verdad de nuestros ojos,
y dicen engreídos sus naderías de media noche entre poses banales;
cuando paran las cámaras corren a su agujero
bajo el jardín del día.

Bailan entre nuestra calavera y sus linternas
imponen sus imágenes y echan fuera las noches;
miramos esa función de sombras que se besan o matan,
con fragancia de celuloide la mentira es amor.

III
¿Cuál es el mundo? ¿Cuál de nuestros dos modos de dormir
despertará cuando el bálsamo y su sarna
levanten esta tierra de ojos rojos?
Desatará las formas del día y sus aprestos,
los señores soleados, los ricachos galeses,
o impulsará a quienes se atavían en la noche.

La fotografía hizo sus bodas con el ojo,
y clavó en su pareja cáscaras fragmentarias de verdad;
el sueño ha sorbido desde su fe al durmiente
pues los amortajados se tornan médula en su vuelo.

IV
Este es el mundo: la engañosa semejanza
de nuestras trizas de materia que caen como harapos
desde los ademanes del amor y el rechazo;
el sueño que echa a los enterrados de su bolsa
venera a estos despojos tanto como a los vivos.
Este es el mundo. Tened fe.

Porque seremos como el gallo que grita
dispersando a los muertos; golpearán nuestras balas
la imagen de las planchas;
y dignos compañeros seremos de por vida,
y aquél que permanezca florecerá mientras ellos se aman,
gloria a nuestros errantes corazones.


Dylan Thomas nació un 27 de octubre y Lou Reed fallece un 27 de octubre. Ambos empeñados en retratar la sordidez de sus espacios, y ambos en algún momento derruidos por la indiferencia de una sociedad que sólo ve lo que ya no está. En los excesos desconocidos, ambos revolotean por el aire. Justamente, en un día perfecto.


Tuesday, October 22, 2013

Los Desaparecidos

"Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño"
Edgar Allan Poe


No es posible imaginar el estrujar del pecho ante la desaparición de un ser querido. Cavilar acerca de la muerte es algo que termina  de alguna manera u otra en aceptación, más, una desaparición es un limbo. Un estadio de esperanza y resignación en pugilato continuo que abruma cada día del resto de la vida de los aún aparentes presentes. Y menciono aparentes porque el resto de la vida a partir de una desaparición es la muerte misma. El estupor de levantarse y abrir los ojos con la sensación de presencia y derruirse ante un armario intacto, que conserva los olores y desórdenes de los que sencillamente desaparecen.

Ahora bien, las desapariciones están fuertemente ligadas con procesos desquiciados, socialmente hablando. Y en el caso particular del Perú, con el desquicio de nosotros mismos y nuestras autoridades. La desaparición física de miles de habitantes (no existen cifras exactas, aunque si las hubiera no habría mayor ironía)  de nuestro territorio, por asesinatos silenciados de parte del Estado así como de los movimientos criminales que azotaron los 80’s y 90’s; son la expresión más triste de nuestra claroscura apariencia. Es loable que existan movimientos y manifestaciones que exijan un interés real de parte del Estado en revolver las entrañas de este terreno hasta saber qué pasó; pero esto es ínfimo en comparación a la auténtica desaparición que nos azota: la del recuerdo.


Este encuentro de múltiples humanidades desapareciendo de su propia memoria lo ocurrido, es el auténtico drama de un país que “avanza” e imprime en orgulloso logo su patriotismo culinario y de alguna que otra casualidad al mérito individual. Porque cuando el grito del olvido se resume entre los perfiles coloridos que expresan su desazón con un pulgar arriba y tan sólo eso; es cuando asumimos nuestra auténtica miseria y derrota.

Nosotros hemos desaparecido, hemos perdido el instinto de reconocer en el otro a alguien nuestro, y nos hemos condenado al libre albedrío de la satisfacción condensada y pagada a plazos, entre pastillas morales y lemas de franquicias coloridas que nos embuten la manera de vivir. Porque hemos decidido olvidar, en aras de conseguir un guiño pixeleado de lo que nos han vendido como sociedades mejores en las telenovelas y películas, en las contratapas del ensueño que se modifican al gusto y preferencia de un bolsillo rebosante, y una esquiza voluntad de siempre ser felices. Porque queremos olvidar que el día tiene sombras, y cadáveres y montículos de hermanos mutilados,  incinerados y registrados como un frío y enorme cero.


Quizá en el fondo de nuestra memoria aún escarbe un moribundo  y rechoncho gusano, que se ha engullido lo que nos hace recordar, para vivir el ensueño: una auténtica manera de vivir, la plástica y colorida felicidad.

Thursday, October 17, 2013

Próspero remedo

Heme visto en percudidas labores y circenses remedos.
Desde el que observa puntos y compra miles de ceros...
Hasta el amasar de severos menjunjes y demás vericuetos;
pasando de noctámbula vigía a secular hueveo.
Más, el espacio incólume entre los peldaños fríos,
Es el trueno al recreo de mis actos,
Y el pulido brillo de una acera hueca que se ve perfecta,
es el panteón de mis gruesos callos.
Porque allí estoy a diez luces
Timoneando una nao borrosa, de destino esquivo
Y marea de altamares azarosas.

Esgrimiendo argumentos, entre risa y sello
Garabateando penumbras, de un escuálido renglón
Que opina en off, sobre el caminar derecho
Y el por aquí y por allá, de los sentados viejos.

Veo el reflejo de mis murmullos en sus miradas
Y estrecho el codo entre mis silencios
Siendo a prueba de ruido necio, el que pone pecho y pellejo.

El reino de la plusvalía no es terreno de paredros
Mucho menos vera de palabras ni desmedros.