Friday, August 07, 2015

aroma de bruma

Costumbre de soledades.
Donde el callejón de un solo caño se ha vuelto un router,
Y el mirar por la ventana púrpura y ahumada, la parla de camaradas.

Allá en el fondo se observa una brumosa carretera,
Donde un coche derrapa a velocidades mil, en plena madrugada.
¿Qué llevará a un ser humano a la premura sudorosa a tamañas horas?
Será una urgencia, o el vestigio del asco que es este tiempo
De pedales, de prótesis, de minuteros silenciosos
De canciones comprimidas y poesía de teclados.

Ahora dicen –nuevamente- que la poesía está muerta
Y que nadie es capaz de levantar el occiso con delirio y sazón
Que el escaparate de los versos anda enmarañado en telarañas
Y bla, bla, bla… crítica de san José.

Renuncia de paredes blancas
Pues se escribe a 20 garras en epitafio mórbido
Y crece el poema, entre baldosas, techos, y pintura virgen
Van arreciando los dictámenes
Van desapareciendo carcomidos por el sol inerme
Y allí la habitación se vuelve vestigio rupestre
Del ser que miraba coches veloces en madrugadas frías
Del ser que perdía de a pocos su horizonte
Por ver sembrados mojones de concreto
Y paneles de optimismo, tapando las hojas secas del árbol unigénito.

¿Dónde estás mi pequeña lamparín de viento?
En qué lecho he de buscarte sino para susurrarte mi mayor deseo de vivir
Pero no entre cacúmenes de acero
Ni bocinas de buen día o buena noche.

La ciudad ya no duerme, se exhuma…
En un horno que incinera apuestas y arreglos bajo la mesa
Porque el dinero hace colchones de adoquín sin misterio,
Y allí llegan los lobos, los partidarios del manual
Los acólitos de la vereda señalada
Y allí se ignoran nuestras pichis, nuestras cacas
Nuestras danzas orates de curiosa ceja que se levanta.

Costumbre de soledades, es negar este vendaval de miedos
Que acurrucan insomnios en mi lecho
Y te abrazo, amado desaparecido
Te estrujo fuerte, cabellera sin rostro
Te busco a tientas, impala de ensueño que espero que vuelvas.

Todos los senderos son ahora de cartón
Cada ruta es parda, se le mire con ceguera o pulso de aviador
Mi verdad es tu mentira, y tu respuesta es mi pregunta
Y no hay lluvia que moje todas las terrazas
Ni paredón donde no dejemos de plantarnos.

Salvo por supuesto, que el rito se diluya
Que el henchido sobrante que cojo a dos manos ya no se levante
-ya ha comenzado a pasar-
Que el deseo del despegue artificioso
Me quite melodías, me restrinja el perdón,
Me retumbe que soy número, me vuelva paquete tecnopor.

No estoy listo para ser código de barra
Ni casilla de logística de aduana en tu programa,
He decidido esparcirme, ser austera versión de vigilante sin zozobra
Y maquillar tus paredes con mi desconfianza,
Pues no hay sueño prismático como para alabarlo tanto.
Esto es un gran comercial
Esta es una venta magnífica
Pero no un país, ni mucho menos una patria
Pues en nombre de la gran oferta
Está todo en remate, y se irán los glaciares
Y se marchitarán las lomas.

Quiero decirte que la lluvia es un mejor lugar
Que la banca es necesaria
(Por eso las bancas son peligrosas)
Que la ingeniería se equivoca diseñando sus motores
Que la luz mortecina de los postes
Es artificialeza de sereno
Y panteón de almas ingenuas
Que habrán de memorizar lo que fue el respeto
Lo que fue el verbo,
La magia de los sucesos cuando nos tratábamos viéndonos.

Levante la cabeza,
Hay mucho más allá de sus pulgares temblorosos en esa pequeña trampa,
Hay una brisa de muerte contaminada
Que riega tu adornado perfil
Tu escultura de ti mismo
Tu Pigmalión sin favor divino.