Friday, September 30, 2016

16/12/1993



Sin conciencia de la mocedad
Ni del hábito de perder las nociones, acudimos al gentío
Nos envolvemos de trapos y aspiramos tierra; frunciendo, riendo
Dando por sentado… un mañana.

Llevamos en el bolso, lo que pensamos bastará para el día
Un día como cualquiera, una tarde naranja, un beso casual
Una moneda depositada, una canción tarareada
Y un hogar que entre sus musgos, tibio nos espera.

De pronto la oscuridad, la capucha a la fuerza
El forcejeo entre peldaños, que van abajo, muy abajo
Las preguntas desaforadas, los insultos entre puños
Los labios reventados, el estómago perforado.

El cúbito ventral, las manos entumidas
La razón desaparecida, el sino resguardando tus dudas
El llanto seco, la ilusión desvanecida
El presentimiento de tener que pensar en mamá.

La conciencia de una pared, otros orines, otras llagas
El esputo encostrado, la presunción del crujiente sonido
Las botas de alguien pululando, un balde
El sentido de que lo oscuro jamás fue tan oscuro.

Aquí el calor, el desfile de todos los miedos
Embalsamado en la conciencia de que nada vale más ya…
El crepitar de la carne, la llamarada
El olvido, que tiene afuera un desayuno de camaradas
Un óvalo repleto de gimnastas respirando tranquilos
Una firma sin importancia que autoriza uno más de esos olvidos
Una pregunta de rutina de alguien que te piensa…
¿Dónde andarás granuja?
Un lugar que se limpia, se barre, se airea… se siente inocente.

Y ahora, con la conciencia de lo evaporado
Te has vuelto una cama tendida, unas zapatillas sin lavar
Un rumor de entre tantos chismes
Que me son arcadas insomnes, que me son el ruego
La negación de mi negación, el viento que no merezco
Estando de pie, leyendo tu letra temblorosa
Oliendo tu pedacito de pera que te esperaba,
Uno menos, uno más… un número, mil nombres
Un lugar sin lugar.

Tengo un madero clavado con tu broma pesada
Una mirada clavada que me abraza
Tengo para ti un nuevo sueño: te fuiste, para no dejarme jamás.


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